El arte de ser voluntario global.
Actualizado: 28 abr
Un voluntariado global te permite ser agente de cambio formando parte del grupo de jóvenes comprometidos con el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible, pero no solo eso; también te permite, de acuerdo a tu área y programa de interés, potenciarte profesionalmente activando tu liderazgo, como también experimentar un ambiente multicultural, y construir amistades y momentos que perdurarán siempre.

Verenisse Lucas, una joven paraguaya de 28 años de edad, ingeniera ambiental que se desempeña como profesional en un Organismo de Certificación en Uruguay, participó de un voluntariado global con AIESEC Paraguay en un proyecto muy ligado a su área de interés, el medio ambiente, en el país con el ecoturismo más popular del mundo, Costa Rica, donde tuvo la oportunidad de integrar el proyecto “Pura Vida Organics” junto con otras cuatro compañeras voluntarias de diferentes nacionalidades.
“Fue un proyecto diferente, un poco complejo, pero genial, no fue como los proyectos que se hacen en un solo lugar”. Vere y sus cuatro compañeras aportaron en dos fincas de diferentes ciudades de Costa Rica, la primera se encontraba en la ciudad de Cartago, donde colaboraron con una red de familias dueñas de una finca de producciones orgánicas, y la segunda radicaba en la ciudad de San Carlos, una reserva donde trabajaban entre laboriosas mujeres, con el fin de producir y llevar el alimento a sus casas.
“Es una experiencia muy gratificante, el dar con amor, el ayudar a las personas con el corazón, luego viene mucho más a vos”. Por ahí se dice que solo es feliz aquel que es capaz de dar algo, con esta experiencia, Vere y sus amigas colaboraron con trabajo a familias que basan su economía en la producción agrícola, al ayudar con el mantenimiento de las reservas, limpiando y arreglando caminos, como asistiendo al trabajo en las huertas con actividades de siembra, extracción de mata y riego diario. Son simples actividades que nos vuelven personas conscientes e involucradas, siendo capaces de eludir y refutar al grupo de jóvenes apáticos desligados de las responsabilidades sociales, que va desapareciendo gracias a personas como Vere.
“Una de las cosas más lindas que te da el voluntariado es la gente que se queda en tu vida”. Durante un voluntariado global tenemos la oportunidad de vivenciar el ambiente de la diversidad, conocer culturas y personas que perduran en nuestra vida a través de los recuerdos. Ese es el caso de Vere, tuvo la oportunidad de compartir y conectar con mujeres provenientes de Brasil, Alemania y Perú, gracias a quienes pudo adentrarse y conocer de las diferentes culturas, y por supuesto, quienes hicieron de las experiencias inolvidables y únicas.
“Mi experiencia de voluntariado me abrió muchísimas puertas. Si estás en la facultad, no dudes en hacer un intercambio, anda involúcrate en lo que te gusta, eso a la larga te va a ayudar a llegar donde quieres”. Con los relatos de Vere podemos ver las ventajas que un programa de voluntariado te da al crear experiencias que aporten al pleno desarrollo del potencial humano.
Ella pudo potenciar sus capacidades profesionales gracias a experiencias prácticas, conectarse y aportar de manera a sentir gratitud, vivenciar el ambiente multicultural, razón principal del nacimiento de AIESEC, y construir amistades y momentos inolvidables.
Esto nos permite aseverar la integridad del programa, el cual converge cada ventaja activando el liderazgo juvenil, lo que conduce al alcance del máximo potencial y la contribución con el progreso social.